Los sumerios fueron uno de los primeros pueblos que utilizaron el curtido del cuero, por lo que empleaban diferentes métodos (aldehídos, aceites esenciales) y el tanino de agallas.

Las técnicas de curtido vegetal con taninos fueron después perfeccionadas por los babilonios, egipcios y persas, que utilizaban extractos de plantas tanto para curtir como para teñir el cuero.

En esa época, el cuero era un componente importante de la ropa militar y resultaban indispensables en la creación de artículos de uso cotidiano, como los arneses para los caballos.

El cuero también permitió crear un calzado más cómodo y duradero. En Toscana, los etruscos inauguraron una larga tradición de curtido curtido al vegetal con taninos, que continúa aún hoy en los mismos territorios.

Luego fueron los Romanos quienes perfeccionaron el método de curtición: fueron los primeros en regular el curtido, poniendo las bases de los gremios de las artes y oficios.

El naturalista Plinio narra que se utilizaban principalmente la nuez de las agallas, el roble y el zumaque, todos extractos utilizados hasta el día de hoy.

(En la foto: Papiro Graecus Holmiensis, o Papiro de Estocolmo; compilado en Egipto en lengua griega, contiene instrucciones para diversos procesos artesanales, como teñir telas, colorear gemas e imitaciones de oro y plata).