El tanino es una sustancia sorprendente que se encuentra en todas las plantas, aunque algunas lo contienen en porcentaje mayor. Una vez extraído, el tanino encuentra aplicaciones en diversos sectores, desde el curtido del cuero hasta la cosmética, pasando por la industria alimentaria y la agricultura. Conozcámoslo con más detalle e intentemos comprender por qué es importante el tanino.
¿Qué es el tanino?
El tanino es una sustancia natural que forma parte de la familia de los polifenoles. Las plantas lo producen porque ayuda a combatir el ataque de hongos y bacterias, preservando así la salud del organismo vegetal. Además, el tanino tiene un sabor desagradable y astringente que disuade a los animales herbívoros de comerlo.
Los taninos son valiosos aliados de nuestro organismo porque, gracias a sus propiedades antioxidantes, contribuyen a preservar la elasticidad de los tejidos y a luchar contra el envejecimiento celular. Podemos decir, por tanto, que la Naturaleza ha encontrado en el tanino su primer y gran compañero para la protección y la evolución del reino vegetal.
¿Cómo se extrae el tanino?
Este compuesto polifenólico se extrae de ciertas plantas, en las que está presente en altas concentraciones, mediante un proceso que requiere tiempo y dedicación. La materia prima vegetal se extrae únicamente con agua caliente, sin utilizar disolventes ni productos químicos.
De hecho, el proceso de extracción de los taninos se ha mantenido prácticamente inalterado a lo largo de los siglos, respetando al hombre y a la naturaleza.
¿Cómo se obtiene el tanino de las plantas?
No todas las plantas contienen la misma cantidad de tanino. De hecho, esta sustancia se encuentra en concentraciones variables en raíces, rizomas, corteza, bayas, frutos, hojas y flores, y es precisamente el tanino lo que protege a las especies vegetales del ataque de hongos, bacterias, parásitos y mohos. Las plantas más ricas en esta preciosa sustancia son el Castaño y el Quebracho.
Los troncos de estas plantas, obtenidos de forma sostenible y respetando las leyes forestales locales, se someten a un proceso de curado. Esta antigua práctica consiste en dejar la madera, cuidadosamente apilada, al aire libre durante varios meses, lo que facilita su posterior transformación.
Una vez que la madera ha alcanzado el nivel adecuado de curado, los troncos se someten a un proceso de trituración y se reducen a pequeños trozos llamados «astillas».
Extracción del tanino: un método antiguo pero de actualidad
La etapa siguiente es la extracción propiamente dicha del tanino de las astillas de madera, que se sumergen en autoclaves gigantes llenos de agua caliente a una temperatura superior a 100°C. Este proceso y los parámetros varían en función del tipo de madera utilizada para garantizar un rendimiento óptimo en la extracción del tanino. El proceso es muy similar a la infusión de las hojas de té.
A continuación, el tanino se separa de la solución mediante un proceso de filtración y centrifugación, lo que da como resultado un producto más concentrado y libre de impurezas. Después, el tanino puede someterse a un tratamiento posterior para mejorar sus propiedades y su calidad.
Una de las técnicas más utilizadas para purificar aún más el tanino es la precipitación, en la que la solución acuosa de tanino se enfría a temperatura ambiente para permitir que las sustancias que no son completamente solubles y las impurezas precipiten.
Y ahí lo tenemos, así se obtiene es tanino líquido. Aunque puede venderse tal cual, para facilitar su transporte, almacenamiento y uso, puede convertirse en polvo mediante un proceso de secado. El tanino en polvo se envía a todo el mundo y se utiliza en diversas aplicaciones.
La madera usada, es decir, desprovista de tanino, no se tira, sino que puede reutilizarse para producir energía en centrales eléctricas de biomasa o convertirse en pellets 100% naturales para estufas y calderas domésticas.
¿En qué sectores se utiliza el tanino?
El tanino tiene aplicaciones en varios sectores y uno de los más conocidos y antiguos es el curtido vegetal del cuero. También se utiliza en las industrias alimentaria, de bebidas, farmacéutica, nutracéutica y cosmética, así como en el cartón ondulado, el fracking y la extracción de ciertos minerales.
En el pasado, este ingrediente también se utilizaba para teñir tejidos y para la preparación de tintas: ¡los usos históricos del tanino son realmente numerosos!
Y así es como el tanino consigue pasar de ser un protector de las plantas a convertirse en una sustancia fundamental para sectores como la moda y la cosmética, gracias a sus características únicas.
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